A lo largo de nuestra historia siempre se ha tenido presente la influencia de la música en las personas. Se tiene constancia que, en la Prehistoria, la música ya formaba parte en ritos mágicos, religiosos y de curación aunque su primer registro escrito, encontrado en la antigua ciudad egipcia de Kahum, data del año 1500 a.C. Los antiguos egipcios ya le otorgaban a la música el poder de curar el cuerpo, calmar la mente y purificar el alma. Un largo recorrido a través de los eones hasta nuestros días, en los que ya lo hemos racionalizado y sabemos que la música afecta a nuestro cuerpo y a nuestra mente, activando ciertas áreas cerebrales relacionadas con el humor y el estado de ánimo
Qué es la musicoterapia.
Se ha comprobado que la música es una experiencia sensorial que puede activar todas nuestras áreas cerebrales simultáneamente. Por este motivo, su uso en terapia es,especialmente útil, ya que dispara el funcionamiento del cerebro en tres aspectos: emocional, cognitivo y físico.
Existen muchas definiciones de musicoterapia pero la que, quizás, mejor define su carácter general y su esencia, es la que da la misma Asociación Internacional de Musicoterapia:
«Musicoterapia es la utilización de la música y/o de sus elementos (sonido, ritmo, melodía y armonía) por un musicoterapeuta cualificado, con un paciente o grupo, en un proceso destinado a facilitar y promover comunicación, aprendizaje, movilización, expresión, organización u otros objetivos terapéuticos relevantes, a fin de asistir a las necesidades físicas, psíquicas, sociales y cognitivas.
Cómo se aplica la musicoterapia
Lo primero que debe tenerse en cuenta es que, un músicoterapeuta no es un profesor de música. No es únicamente una persona con una amplia formación musical. De hecho, va más allá. La musicoterapia no es simplemente educación musical, ya que la música en sí no es el fin, es el medio, para obtener cambios en un individuo.
Para ello, la musicoterapia puede realizarse de 4 maneras diferentes, atendiendo a la experiencia musical que se necesite:
- Improvisación: El paciente crea su propia música cantando o tocando el instrumento que se le proporcione.
- Recreación: Se canta una canción o se toca una pieza musical ya compuesta. De memoria o leyendo la partitura.
- Composición: Se compone una canción o una pieza musical atendiendo a las estructuras musicales conocidas.
- Escucha: Se escucha música grabada o en vivo. ماهي لعبة الروليت
Así mismo, es importante elegir la música correcta según los objetivos planteados en la terapia. Para ello, hay que tener en cuenta las diferentes partes que componen una pieza musical:
- El tiempo: Los tiempos lentos transmiten calma y seguridad, mientras que lo tiempos rápidos son más excitantes.
- El ritmo: Pueden ser lentos y rápidos, produciendo estos últimos una mayor actividad motora.
- La armonía: Se produce cuando suenan varios sonidos a la vez y elegidos a conciencia, según el efecto que se quiera producir.
- La tonalidad: Los modos mayores suelen ser alegres, vivos y graciosos, provocando la extraversión de las personas. Los modos menores, presentan unas connotaciones diferentes en su expresión e influencia, favoreciendo la introversión del individuo.
- La altura: las notas agudas actúan, frecuentemente, sobre el pueden despertarnos o sacarnos de un estado de cansancio. Los sonidos graves, en cambio, suelen producir efectos sombríos, una visión pesimista o una tranquilidad extrema.
- La intensidad: Aspecto muy importante a controlar, ya que debe ser la adecuada para cada persona.
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